Qué ven cuando me ven

miércoles, 15 de septiembre de 2010
Me encantaría saber qué piensan cuando me ven, la flaca de pelo tan largo, debe tener una onda bárbara. Me encantaría saber qué carajo pensó él, para perseguirme hasta el hartazgo y después huir hasta el hartazgo. Qué supuso, qué dilucidó para embarcarse en la tan incómoda proeza de “averiguar por ella”, porque sinceramente no creo que el solo atributo físico te ponga al borde de la cornisa, ese que te avisa que se puede venir un fiero rechazo. Qué buscaba en mí, la chica piola que te hace reir?, la chica piola que te hace pensar?, o la chica piola que te calienta al punto tal de olvidarte que cualquiera de las otras opciones anteriores son las que en definitiva terminan teniendo peso. Pagaría en pleno desempleo por saberlo, pero más pagaría por saber qué fue lo que faltó, qué fue lo que no encontró. Hasta qué punto la sensación de vacío fue tal para rendirse en apenas dos salidas, para que le importara tan poco que esta chica se había cansado de no verlo, para que no hablara desde ese entonces nunca más conmigo.

Por Guillermina

Panaderos en el aire

jueves, 9 de septiembre de 2010
Me sorprendo espantando una a una las moscas, soplo cada saludo indiscreto como si fuese un panadero que sólo cobra valor volando bien lejos de mí, libre a los designios del aire. Y mientras lo miro alejarse, cobro conciencia de la naturalidad con que rechazo cualquier intromisión en esto que creamos entre los dos. Y es ahi cuando surge el deseo, en lo más profundo, de que vos hagas lo mismo. Y pienso: "Seguí soplando amor, nunca dejes de soplar conmigo". Es tan fácil romper esto que, cada vez que lo pienso, me tiemblan los huesos.
Esa sensación me asaltó en la última charla que tuve con mi amiga M. Ella me contaba sus sufrimientos y la persecución que existía en su cabeza para lograr creer en su chico. "No paro de rebotar flacos por él, mientras que él no para de ocultarme cosas", decía M. con una risa triste, un poco porque le daba gracia haber llegado a esa situación, otro poco porque le dolía bien adentro no confiar en quien ama. "Nunca voy a poder confiar en un hombre, no se como hacés", se lamentaba.
En otra ocasión, Buenos Aires me encontró hablando con una total desconocida en un vagón de tren. Ella, Laura, sufría por su pareja, por un hombre que le mentía en la cara. "Lo amo, no sé que hacer", me confiaba con principios de lágrimas, mientras la tarde oscurecía y las luces de los faros se encendían. Hoy me enteré de otro lance. Él, un ex compañero en pareja y aparentemente feliz, se quiso tirar un filito con la chica fácil de la redacción. Ella ya había atrapado a otros dos novieros en sus garras.
Cuando escucho estas cosas, al principio me hierve la sangre, a las horas me agarra miedo de que me pase y, más tarde, repito: "Seguí soplando amor, nunca dejes de soplar conmigo".



Niña oscura

jueves, 2 de septiembre de 2010
Y no paro de buscarme más
y doy vueltas y pienso sin parar.
Y me miro en el espejo despacito,
me analizo y me enfado otra vez conmigo.
Y me digo: Anda ya mujé,
si to' tiene solución menos la muerte.
Y me levanto muy segura
y me echo a llorar como una niña a oscuras.